Reseñas

El poder del pueblo y el poder de los datos

En “El uso del big data en política o la política del big data” (2020), Claudia Ardini y Nahum Mirad realizan un repaso por la historia de los datos, su evolución acelerada en las últimas décadas a partir de la explosión de las tecnologías digitales y su aplicación actual al terreno de la política desde una mirada crítica.

En el siguiente artículo se repasan algunas de las ideas planteadas por los autores acerca de la forma en que el big data está cambiando la forma de hacer política, considerando que ninguna innovación tecnológica garantiza la mejor representación de los intereses del pueblo. 

Estamos viviendo en una época de revolución de los datos. La cantidad de información generada y almacenada en internet se multiplicó exponencialmente aumentando no sólo en volumen, sino también en velocidad y complejidad. Las tecnologías tanto a nivel del software como a nivel del hardware tuvieron que adaptarse a nuevos requerimientos para poder almacenar y manipular las nuevas características de la información generada globalmente y mientras cambian los entornos tecnológicos, cambia también la vida de las personas que los habitan. 

Es importante, sin embargo, no dejarse marear por tanto revuelo actual y mantenerse firme en el criterio sin caer en tecnofilias ni tecnofobias. El mundo del big data está lleno de mitos, lagunas y oportunismos. El uso del término se expandió en el último tiempo aplicándose a distintos campos de forma indiscriminada por moda e inercia. Una definición básica puede retomarse del diccionario Oxford de lengua inglesa en donde se define al big data como  “Sets de datos extremadamente grandes que deben ser analizados computacionalmente para revelar patrones, tendencias y asociaciones, especialmente relacionadas al comportamiento humano y a las interacciones” (Oxford English Dictionary, 2013). 

Como indican Ardini y Mirad, desde las primeras técnicas de escritura originadas en el cuarto milenio A.C. nacidas en Egipto, Mesopotamia y China la capacidad de condensar, almacenar y disponer de información fue una de las constantes en los saltos evolutivos de las tecnologías de la comunicación. El uso actual del término puede rastrearse hacia la década de 1980, en Inglaterra, donde Charles Tilly fue la primera persona que utilizó el término “big data” en una publicación académica acerca de los datos que se generarían en la era de la computación. En 2001, Doug Laney comienza a utilizar el término “big data” y lo asocia a las famosas 3 V ́s que definen sus características principales: Volumen, Velocidad y Variedad. Luego en 2005 Tom O ́Reilly publica el libro ¿Qué es la Web 2.0?, y es a partir de entonces se comienza a utilizar el término big data de la forma en que se usa actualmente.

El mercado que todo se traga terminó por adoptar las técnicas del big data y en el terreno de la política donde los candidatos son productos que los consumidores -votantes, deben elegir por sobre otros, a partir de técnicas de big data, comenzaron a diseñarse campañas de marketing político dirigidas a consumidores segmentados según su historial de preferencias e intereses. En el artículo, los autores señalan que en su devenir tecnológico, la política se convirtió en tecnocracia. “Al poder predecir comportamientos y reacciones individuales y colectivas, gobiernos y corporaciones utilizan el big data para segmentar la sociedad generando discursos a medida de las expectativas y consumos individuales” (p. 233). 

El artículo concluye abordando críticamente la supuesta omnipotencia del big data. “El big data no es Dios” y los pueblos contienen en su interior la fuerza para cuestionar y subvertir cualquier estado de cosas cuando va en contra de sus necesidades e intereses. Es por esto que se hace cada vez más necesario recuperar la política para la reconstrucción del tejido social, distribuyendo el poder hacia los espacios sociales desde donde emerge. “Recuperar la política es entonces recuperar esa territorialidad que emerge en las calles, en las organizaciones, en los movimientos sociales, en las instituciones; e identificar las interfaces (fronteras) necesarias para articular esos territorios que en principio aparecen aislados” (p. 237). 

Referencias:

Ardini, C. y Mirad, N. (2020). El uso del big data en política o la política del big data. Comunicación y Hombre, 16, 225-240. 

Imagen sin título sobre volumen de datos. Recuparado de https://technophenia.files.wordpress.com/2015/07/dataoutlookpinfographjpeg.jpg

Dontha, R. (2017). The Origins of Big Data. Recuperado de

https://www.kdnuggets.com/2017/02/origins-big-data.html

Oxford English Dictionary. (2013). Big data. Recuperado de https://en.oxforddictionaries.com/definition/big_data

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